Buscando a "Sophie" (Remus Lupin)

Tras la cena me quedé dando unas vueltas por el castillo, sabía que debía estar en mi sala común ya, en breves darían el toque de queda para los alumnos.
Pero era "Sophie", necesitaba encontrarla, era mi mejor amiga y con ella había vivido momentos mágicos y no tan mágicos, pero siempre me había acompañado a todo.
Miraba por cada recobeco, ella le gustaba esconderse y subirse a sitios imposibles, si dejasen usar las escobas dentro del castillo no tendría problemas, además, desde primero que no había vuelto a subir a una escoba y me encantaba volar.

- Sophie, sophie -mi volumen de voz era normal, ya lo bajaría en cuanto se hicieran las diez, aunque esperaba encontrarla antes, el toque también era para ella.

Escuché unas risas por las escaleras y pasos, los de cursos superiores ya regresaban, los prefectos comenzarían la ronda en breves.
No me apetecía que me vieran por ahí rondando y que eso pudiera acarrear la bajada de puntos para mi casa o un posible castigo, pero no me iba a ir sin encontrarla.

Ni por asomo aparecía, ni siquiera sabía en donde estaba, o donde pudiera estar, lo que estaba claro es que en la sala común no.

- Maldita sea, ¿Donde estás Sophie? -puse los brazos en jarras- Pues te quedas por aquí, porque yo tengo que volver a la sala.

Empecé a andar de espaldas, mi cabreo iba subiendo por momentos, a la par que mi preocupación, ¿Y si le había ocurrido algo? ¿Y si esos Slytherin le habían hecho algo?
Tenía miedo, ella era mi mejor amiga y la había conocido siendo una pequeña bolita, jugueton con todo lo que encontraba.

Tropecé con alguien y me giré con el rostro contrariado, era Remus.

- No la encuentro Remus, no encuentro a "Sophie" -era el prefecto de mi casa, pero no sabía si él me conocía. Hasta esos momentos no había hablado con él- Necesito encontrarla antes de volver a la torre, por favor, ¿Me ayudas a buscarla?

- Pero... ¿Y si alguien le ha hecho algo Remus? Me muero como Sophie no esté bien -aquello era cierto, si mi gatita desaparecía, ¿Qué iba a hacer yo? La tenía ya muchos años, casi tantos como yo, era lista, pero seguía siendo traviesa- Pues le gustan los lugares altos, subirse encima de los muebles y jugar con ovillos como cuando era un cachorrito.

Empecé a levantar un dedo por cada acción que realizaba Sophie, pero cuando me dijjo que podía aparecer Filch me llevé una mano a la boca.

- ¿Y si se está peleando con la gata Norris? -aquella gata era detestable, no como mi bolita negra- Sophie es capaz de sacarle los ojos, pero y ¿ si la gata Norris le hace algo malo?

Ahora si que la tenía que encontrar y cuidado la gata aquella no le hubiera hecho nada, porque entonces se tendría que enfrentar a una Gryffindor enfadada.
Pasé por delante de Remus, dispuesta a bajar las escaleras, esperando que estas se colocasen bien.

" Estoy seguro de que no le pasó nada, y ya te dije que no será bueno ni para tí, ni para Gryffindor si te encuentra alguien más fuera del dormitorio a estas horas; digamos que estoy siendo permisivo, porque tu mascota me cae bien ", y escuché su risa, aunque a mi solo me apeteciera llorar en aquellos momentos, y me estuviera conteniendo por no mostrar mis sentimientos.

- Pero Remus... -no podía creer que me estuviera diciendo todo eso.

Sólo intentaba tranquilizarme, pero yo veía que le había pasado algo.

" ¿Y sabes? Si no la podemos encontrar, tengo una idea. ", volteé la cabeza para mirarlo.

- ¿Una idea? ¿Que idea? -yo sólo queria encontrar a mi gatita, antes de que le hubiera ocurrido algo.

De repente escuché el maullido lastimero de un gato.

- ¿Sophie? -giré la cabeza, intentando localizarla, y sonreí al verla.

Estaba en uno de los traveseros del techo, andando de un lugar a otro, sin saber por donde bajar.

- ¿Por donde has subido? -la regañé como explicándole que por el mismo lugar debía de bajar.

Asentí con la cabeza.

- Sí, me la regaló mi tio Jason, cuando llegué a su casa, para que no pensara en mis padres, tenía cinco años -junté las manos para indicarle el tamaño que tenía la primera vez que la vi- Era así Remus, una bolita de pelo negro.

Saqué mi varita y apunté a mi gatita, esperando poder cogerla al vuelo, el techo estaba alto, aunque igual era lo suficientemente alto para que cayera de pie. Dudaba entre lanzarle un Accio o un Depulso.
Pero era mi gata, por lo que tomé la decisión de atraerla a mis brazos, esperando que el hechizo no fuera muy fuerte.

- Accio Sophie -cuando el rayo impactó en ella fue atraido hacia mi varita, solté la varita y la recepcioné con ambas manos, pero me fui al suelo de la fuerza que llevaba, dando sobre la fría piedra- Auch.

Por nada la iba a soltar hasta que no entráramos a la sala común.

- ¿Y de donde podemos tomar ese té?- En cuatro años que llevaba allí nunca se me había ocurrido tomar un té en la sala común, veía que los mayores lo hacían, muchas veces acompañados de galletas, pero yo no sabía como lo hacían.

¿Estaba preocupado por mi? Aquello era raro.

- Sí estoy bien -dije cuando sentí como me ayudaba a levantarme, realmente tenía mucha fuerza, porque yo era practicamente un peso muerto con Sophie entre mis brazos, y a él no le costó esfuerzo.- ¿Las Cocinas? Me parece bien.

Me encantaba ir con gente de otros cursos, pero sabía que Lily no me hubiera dejado salir una vez dado el toque de queda en las salas, iba con otro prefecto, así que acepté su propuesta, no abriría la boca de encontrarnos con Flich u otro prefecto, y dejaría que hablase él.
Me preguntaba que se le ocurriría decir, así que coo no había nadie le hice la pregunta.

- ¿Y que le vas a decir si nos encontramos con alguien? -comencé a caminar a su lado, volteé un poco la cabeza porque íbamos en dirección contraria a las escaleras- Oye Remus, tenemos que bajar para ir a la cocina.

Estaba segura de aquello, y además habíamos de bajar ocho pisos, porque las cocina estaban en el sótano, donde los elfos trabajaban para que el colegio funcionase a la perfección, había oído hablar de los elfos, pero nunca había visto a ninguno.

- Gracias por ser tan amable conmigo -le dije de corazón acariciando el lomo de Sophie, ella parecía mucho más calmada.

Me fijé en el cuadro que señalaba, había escuchado de atajos dentro del castillo, pero no me había dispuesto a encontrar ninguno, tampoco era tan loca como para perderme sola.

- Oye Remus, ¿Como conoces ese atajo? ¿Te lo mostró alguien o lo encontraste tu solo? -era pura curiosidad, pero me acababa de decir que no le gustaba mentir, ¿Me diría la verdad?

Llegamos frente al cuadro a mitad de pasillo y escuché el ruido de unos pasos, me alerté, Remus tenía la contestación, pero y si le decían: ¿Y porque no vas tu a por él y ella espera en la sala común? También hubiera sido lógico, salvo que me encontrase a deshoras en medio de un pasillo, por lo cuál lo amonestarían a él por no cumplir con su función de prefecto.

- No es que me haga gracia, pero podrías decir que me acompañas a la enfermería, a por el té podías ir tu solo -le dije despacio- Yo finjo un desmayo rápido.

El corazón se me detuvo al escuchar una voz.
Contuve el aliento mientras apretaba con fuerza a Sophie, que no tardó en quejarse por mis brazos, comenzando a moverse entre mi regazo.

- Calla Sophie, que nos descubren -como siguiera la tensión no iba a hacer falta mentir porque me iba a desmayar en aquel mismo instante.

Aunque ya era tarde, un chico de Hufflepuff se acercaba hacia nosotros con la varita en ristre, con un potente Lumos que casi me deja ciega.
Miré a Remus y me quedé en silencio como bien había dicho.

- ¿Remus? -preguntó algo confundido- ¿Que haceis aqui? El toque de queda ya ha sido dado. Ella debería estar en la sala -se me quedó mirando directamente a los ojos y agaché la mirada con las mejillas totalmente encendidas.

Noté el apretón en el brazo, con las mejillas totalmente encendidas y Sophie en mis brazos.
Debía ser tonto si pensaba que íbamos a la enfermería con un gato.
En cuanto Madame Pomfrey nos viese entrar por la puerta con el gato nos sacaba a los dos a escobazos de allí.

- Me estoy mareando -dije despacio recostándome en el lateral de mi prefecto favorito.

Creo que era la falta de aire por el nerviosismo.
Escuché las palabras del chico de Hufflepuff y abrí los ojos sobresaltada.

- Si quieres la acompaño yo y dejas tu el gato en tu sala. Porque la enfermera no os va a dejar entrar con él -observó el otro alumno.

- ¡No! ¡Ya me encuentro mucho mejor! Creo que no es necesario ir a la enfermería -negué con la cabeza con tanto ímpetu que si no hubiera sido porque Remus me tenía sujeta de un brazo hubiera topado con el suelo de nuevo.

Off: tranquilo, no pasa nada.

El chico de Hufflepuff se acercó un poco más y cogió a Sophie de mi regazo.

- Ya se la doy yo en cuanto la vea, no tiene buen color, creo que sería bueno que la llevases en cuanto antes -ni siquiera me dio opción a decirle nada, comenzó a andar en dirección a la sala de Gryffindor.

Aún seguía sujeta del brazo por Remus, mientras con la mirada continuaba al otro prefecto. Eso me pasaba por mentir.

- Espero que no la pierda -dije en un murmullo, notando la temperatura de mi cuerpo subir de repente y perdiendo la verticalidad.

Sólo escuchaba voces y pasos, y cada vez sentía más calor y el aire faltándome.

- Estoy bien -dije con un murmullo, pero no lo estaba, sólo quería que dejara de preocuparse, ¿Y si Sophie se perdía de nuevo?

Abrí lentamente los ojos, parpadeando un par de veces, estaba todo demasiado brillante.

- Baja la luz Remus -intentaba ponerme en pie, pero por algo no conseguía coordinar bien los pies.

Notaba la espalda húmeda y la boca seca, pero quería ir con Sophie, y aquel chico de Hufflepuff se la estaba llevando vete tú a saber donde,¿Y si no localizaba a Lily? ¿Y si se volvía a perder? Podía encontrarla muerta, destripada por ahí, perdería a mi amiga.

- Quiero ir con Sophie,... -el aire apenas llegaba a mis pulmones, si era un ataque de pánico quería que se pasase ya. No quería aquella sensación en mí, era una chica de Gryffindor, se suponía que no debía tener miedo a nada. Pero si perdía a Sophie mi vida se iba a desmoronar.